viernes, 2 de julio de 2010

Amor Colegial

Bajo esta incesante, lluvia , añoraba verte,
Detrás de esa delicada cortina de gotas,
Traslúcidos mis sentimientos, como el cristal,
Recordaba con cariño, nuestros inicios,
Nuestros primeros besos, sentía nuestro amor comenzar.

Como extraño esos tiempos,
Cuando todo ameritaba estrategia,
Y nuestras conversaciones estaban llenas de loca fantasía,
Cuando al mirar mi mano extendida, sólo habían pocos céntimos,
Y al cortar una rosa del jardín, la emoción me causaba revuelo,
Cuando al final de la tarde, ya era muy tarde,
Y al escuchar la campana, regocijo explosivo,
Cuando nos contentábamos con caminar pequeñas distancias,
Y rayábamos nuestros cuadernos con nuestros nombres,
Como extraño esos tiempos

Recuerdo, como llegaba a tu casa
Sin dinero para movilizarme, mis pies cual saetas me llevaban,
No importaba el tiempo, ni el cansancio, solo llegar a verte,
Caminaba a paso resuelto, como queriendo en ese momento,
Resumir todo mi amor, a través de este esfuerzo extremo,
Ya cerca de tu hogar, lentamente mis pies claudicaban,
Sudaba copiosamente, más, para no preocuparte,
Con las mangas de la camisa me secaba,
Mi corazón latía apresuradamente, mis ojos se volvían llamas,
Llegaba con lento paso, al umbral de tu casa,
Un visitante sin presente, sin regalo,
Tomaba entonces la pluma, y un trozo de papel arrugado,
Y comenzaba a escribirte poesía, palabras mágicas de mis manos brotaban,
Solía ver lágrimas, de tus mejillas brotar, tomabas un bello color rosado,
Como extraño esos tiempos

Algunos compañeros de clase,
A sus novias, sendos regalos daban,
Bellos arreglos de rosas, invitaciones a cenas de gala,
Yo en cambio, con tanta carencia,
Tan impotente,
Empuñaba mi pluma y te escribía con tinta proveniente del alma,
Te relataba bellos parajes, majestuosos amaneceres de rubí y de perlas cultivadas,
Pintaba el cielo, de colores inolvidables, de azul, magenta y amarillo radiante,
Descendía para ti, la luna y las estrellas,
Volvía mi cómplice a la brisa, para que acariciara tu abundante melena,

Todo por ti, solo por ti, mi dulce amada,
Como extraño esos tiempos

Ahora, han pasado tantos años,
Y aún cuando te veo, pienso,
En el regalo que me dio la vida al tenerte,
Pero a diferencia de antes , ya no lo digo, frecuentemente...
Será que todo es más fácil, que puedo brindarte todo, con el chasquido de mis dedos,
Deja entonces, que se apodere de mi, aquel jovenzuelo, sin dinero, sin trabajo y sin nombre,
Aquel niño don nadie,
Aquel que no tenía un léxico rebuscado, ni vivía del que dirán,
Pero poseedor del amor más grande, puro y verdadero,
Dueño de un corazón tan grande como el mundo entero,
Deja que él entre en mí, deja que mi vida recuerde,
Como se ama así, sin inhibiciones y sin complejos,
Como doblegar a la realidad, y como hallar felicidad en la tristeza,
Que él nuevamente me enseñe, como caminar sin pisar, y volar con la mente a lugares de ensueño,
Que él con su inexperiencia, me diga quien soy de veras.

Ya la lluvia cesa,
Y a través de esa pequeña senda,
Veo tus bellos pies, irrumpiendo en la escena,
Te acercas y me abrazas con fuerza,
Yo busco dentro del saco, un pedazo de papel, estrujado,
Una pluma...
Te digo: “Mi amor déjame escribirte un poema”,
Tu reacción, una lágrima infinita, transparente...

Por: Paulino Bocanegra Quesada
4 de Abril de 2001

Dedicado con mucho cariño , a mis dos jóvenes amigos: GianCarlos y Maricarmen.

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