Veo hacia lo lejos
la bahía y el sol durmiente;
un rojo quemado en el horizonte,
una rosa naciente
un purpura encendido
y un azul desvanecido...
Y la tenue brisa,
de aquel atardecer
trae consigo paz, armonía,
sosiego y esperanza,
de un descanso placentero
hacia un nuevo día de aventura,
pero... Antes de ese día;
la noche se cubre con un manto oscuro
lleno de estrellas, de sueños, de inspiración, de magia
y es cuando el amor desprende su aroma,
que invade mis sentidos,
y eleva mis más íntimos deseos de tí...
Hasta el cimax de la mente
y el descanso del cerebro,
creando una energía misteriosa
que activa los más mínimos sentidos...
Entonces,
en un segundo de silencio,
mi mente y mi cuerpo se embriagan de tí...
de tu aroma, de tu sonrisa,
de tu cuerpo...
y de tus labios anhelantes
que besaron con loca pasión los míos...
Y así,
entre estrellas, la brisa,
la noche, la pasión
y la melodía del silencio...
Entonces,
en esta soledad,
ahora puedo ver que mis noches
siempre están llenas de tí.
Por: Donaldo Frixione
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